jueves, 14 de junio de 2012

ANNABEL LEE - 1849


Annabel Lee fue el último poema compuesto en vida por Edgar Allan Poe. Se piensa que fue escrito en Mayo de 1849 (aunque no se sabe con exactitud) pero no fue publicado hasta el 9 de Noviembre de ese mismo año, dos días después de la muerte de Poe, en el periódico Daily Tribune de Nueva York, como parte del obituario dedicado al autor. Posiblemente sea su poema más famoso junto con ‘El Cuervo’.


El tema del amor perdido, más fuerte que la muerte, tan presente en toda la literatura romántica, articula el poema de principio a fin. Si acaso, Poe introduce matices cercanos a la necrofilia en algunos de sus versos, cuyo fantasma sobrevuela sin duda esta obra.

Annabel Lee:
  
It was many and many a year ago,
    In a kingdom by the sea,
That a maiden there lived whom you may know
    By the name of Annabel Lee.
And this maiden she lived with no other thought
    Than to love and be loved by me.

I was a child and she was a child
    In this kingdom by the sea:
But we loved with a love that was more than love-
    I and my Annabel Lee,
With a love that the winged seraphs of Heaven
    Coveted her and me.

And this was the reason that, long ago,
     In this kingdom by the sea,
A wind blew out of a cloud, chilling
    My beautiful Annabel Lee,
So that her high-born kinsmen came
    And bore her away from me,
To shut her up in a sepulchre
    In this kingdom by the sea.

The angels, not half so happy in Heaven,
    Went envying her and me-
Yes! That was the reason (as all men know,
    In this kingdom by the sea)
That the wind came out of the cloud one night,
    Chilling and killing my Annabel Lee.

But our love it was stronger by far than the love
    Of those who were older than we
    -Of many far wiser than we-
And neither the angels in Heaven above,
    Nor the demons down under the sea,
Can ever dissever my soul from the soul
    Of the beautiful Annabel Lee:

For the moon never beams without bringing me dreams
    Of the beautiful Annabel Lee;
And the stars never rise, but I feel the bright eyes
    Of the beautiful Annabel Lee;
And so, all the night-tide, I lie down by the side
Of my darling -my darling- my life and my bride,
    In the sepulchre there by the sea,
    In her tomb by the sounding sea.

Poema manuscrito de
puño y letra de Poe.
En 1987, Santiago Auserón, líder de Radio Futura, tradujo y adaptó el poema al español, y le añadió música. Ya de por sí es un poema con una gran sonoridad. El gran acierto de Auserón fue mantener la esencia de la musicalidad del poema en inglés respetando al mismo tiempo las peculiaridades de la lengua castellana, tan diferente en ritmo y cadencia. El tema fue publicado dentro del álbum ‘La Canción de Juan Perro’, y poco tiempo después se hizo un videoclip que fue emitido en primicia en TV en el programa ‘La Bola de Cristal’. Desgraciadamente ya no se hace televisión así.

En 2006 la revista Rolling Stone elegiría «Annabel Lee» en el puesto número 178 dentro de las 200 mejores canciones de la historia del rock español.

 


Hace muchos, muchos años, en un reino junto al mar,
habitó una señorita cuyo nombre era Annabel Lee.
Y crecía aquella flor sin pensar en nada más
que en amar y ser amada, ser amada por mí.

Éramos sólo dos niños, mas tan grande nuestro amor,
que los ángeles del Cielo nos cogieron envidia.
Pues no eran tan felices, ni siquiera la mitad,
como todo el mundo sabe en aquel reino junto al mar.

Por eso un viento partió de una oscura nube aquella noche
para helar el corazón de la hermosa Annabel Lee.
Y luego vino a llevársela su noble parentela
para enterrarla en un sepulcro, en aquel reino junto al mar.

No luce la luna sin traérmela en sueños,
ni brilla una estrella sin que vea sus ojos.
Y así paso la noche acostado con ella.
Mi querida hermosa, mi vida, mi esposa.

Nuestro amor era más fuerte que el amor de los mayores,
que saben más -como dicen- de las cosas de la vida.
Ni los ángeles del Cielo ni los demonios del mar
separarán jamás mi alma del alma de Annabel Lee.

No luce la luna sin traérmela en sueños,
ni brilla una estrella sin que vea sus ojos.
Y así paso la noche acostado con ella.
Mi querida hermosa, mi vida, mi esposa.

En aquel sepulcro junto al mar,
en su tumba junto al mar ruidoso.

Hace muchos, muchos años, en un reino junto al mar,
habitó una señorita cuyo nombre era Annabel Lee.
Y crecía aquella flor sin pensar en nada más
que en amar y ser amada, ser amada por mí.

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