jueves, 31 de enero de 2013

LOS SUPERHÉROES Y LA VEJEZ




Magnífica ilustración de una JLA envejecida a cargo del artista Bryan Lee, titulada 'We Were Heroes'. Esta es una de esas obras sobre las que merece la pena clickar para poder apreciarlas y recrearnos a un tamaño mayor. En ella, unos jubilados Aquaman, Superman, Batman y Flash pasan la mañana tomando el sol en el parque, sentados en un banco y dando de comer a las palomas, al tiempo que ven la vida pasar, ignorados por todos y rememorando glorias pretéritas mientras echan un pitillito. ¡Seguro que estos cuatro tienen más batallitas que contar que el abuelo de los Simpson!

Me encantan algunos pequeños detalles, como el hecho de que el hiperactivo Flash sea el miembro del grupo que más peso haya ganado con los años (se ve que al no poder correr por la edad, su metabolismo se ha vuelto en su contra, y al no poder gastar la cantidad de energía que quemaba corriendo, acumula kilos, víctima del sedentarismo). O el cuernecito torcido de la capucha de Batman, indicador de su alicaído estado de ánimo. O la expresión de tormento de Aquaman (probablemente rememorando la muerte de su hijo a manos del villano Manta Negra). O el hecho de que todas las botas de sus uniformes les queden grandes y holgueras, delatando la masa muscular perdida.

La obra es al mismo tiempo una estupenda denuncia de cómo tratamos a nuestros ancianos en las modernas sociedades industriales: apartados por sus familias, marginados, desahuciados o depauperados en asilos, ignorados por todo el mundo justo cuando toda su experiencia vital acumulada podría ser más útil para las generaciones más jóvenes. La vejez es casi un tema tabú para muchas personas, que no la aceptan como una parte fundamental de la vida, mientra luchan por evitarla a toda costa.

Si el tiempo de los cómics transcurriese a la misma velocidad que el tiempo real, éste sería sin duda el aspecto que la mayor parte de los héroes de Marvel y DC tendrían en la actualidad.

Y sin embargo, son muy pocos los cómics de superhéroes que hayan tratado con seriedad el tema de la vejez de sus personajes (con la salvedad, quizás, de la JSA y su legado). Cuando lo han hecho, casi siempre ha sido en versiones alternativas pertenecientes a universos paralelos o futuros distópicos. 'Elseworlds' en el caso de DC, 'What If...?' en el de Marvel.

Precisamente, el número 38 del volumen 1 de la serie What If...? es uno de esos pocos cómics en el que el tema del paso del tiempo y la vejez de los superhéroes ha sido tratado de manera acertada. Guardo buen recuerdo de ese cómic en cuestión, y es probable que un día de estos me anime a hacer un comentario más exhaustivo del mismo.




Mientras tanto, los superhéroes, a pesar de tener más de 75 años de historia, siguen inmunes al paso del tiempo. Como auténticos dioses, como iconos de la perfección humana, como los entes idealizados que son, están condenados a perpetuarse eternamente, sin nunca aparentar más que esos difusos treinta y tantos años que lucen en la actualidad. Congelados perpetuamente en la cima de su apogeo físico, no tienen capacidad para desarrollarse más allá, mientras nosotros, los lectores que crecimos con ellos, comenzamos a notar en nuestras carnes los estragos de la edad.

El tiempo para los personajes de cómic es circular, una trampa, un círculo vicioso del que es imposible salir o avanzar (al menos mientras continúen siendo rentables para sus respectivas editoriales). Los superhéroes viven su propio y particular síndrome de Peter Pan.

Como decía la canción de Alphaville en los 80: 'Forever young, I want to be forever young...'


miércoles, 30 de enero de 2013

EL DÍA DEL JUICIO DE JOHN BYRNE


En 1975, poco antes de fichar por Marvel, un jovencisímo John Byrne publicaba en la pequeña editorial Charlton Comics la serie de ciencia ficción 'Doomsday + 1', junto al guionista Joe Gill. Aquella serie tenía la particularidad de ser la primera obra de Byrne en la que los personajes eran creaciones originales y por tanto propiedad de sus autores. A pesar de ser una serie de corto recorrido (apenas 6 números), el cómic presentaba el aliciente de poder apreciar el arte de un Byrne novato y primerizo, un diamante en bruto que aún tenía mucho que aprender, pero que ya se atrevía a entintarse a sí mismo. Más abajo tenéis las portadas originales de la serie en cuestión.




El argumento del cómic transcurría en un futuro cercano, en el que el déspota de una nación suramericana sin especificar llamado Rykos lanzaba sendos ataques con misiles a las potencias nucleares de la época (Estados Unidos y la U.R.S.S.). Las dos superpotencias, creyendo de manera errónea que el adversario había lanzado el primer golpe, se aniquilaban mutuamente utilizando para ello todo su arsenal nuclear, y eliminando al mismo tiempo toda forma de vida de la faz de la Tierra. Solamente tres astronautas que orbitaban alrededor del planeta en una estación espacial sobreviven al holocausto atómico. Cuando los niveles de radiación alcanzaban niveles tolerables, los cosmonautas descendían para encontrarse con los restos del apocalipsis.

La noticia está en que ahora, casi 40 años después de la publicación de éste cómic, John Byrne ha decidido retomar la serie, que será publicada a través de la editorial IDW a partir de Mayo de 2013, bajo el título 'Doomsday.1'. Será una miniserie de 4 números de extensión, con guiones a cargo de Byrne

Portada del número 1 de la nueva 'Doomsday.1', a publicar en Mayo de este año.

Según palabras del propio autor, la obra no será una continuación de la anterior, sino que se tratará de una aproximación al concepto totalmente novedosa, desde una óptica más realista.

- Es una serie completamente nueva, con personajes DIFERENTES y sucesos DIFERENTES. Con un título similar, a manera de 'guiño' para los viejos seguidores, pero eso es TODO.

Trata sobre la emocionante historia de siete astronautas que observan horrorizados desde la Estación Espacial Internacional cómo la mayor parte de la Tierra es aniquilada por una gigantesca erupción solar.

He estado pensando durante algún tiempo en la posibilidad de revisitar algún tipo de escenario post-apocalíptico, tal y como se vio en mi primera obra 'dramática' para los cómics, pero esta vez sin los elementos de fantasía más obvios de la serie original (sirenas, robots alienígenas, mamuts congelados, etc).

Cuando los primeros fragmentos y conceptos de esta nueva serie comenzaron a filtrarse en mi cabeza, supe de manera casi inmediata la forma que esta 'revisita' adoptaría; algo del tipo 'completamente nuevo, completamente diferente'. Y la primera vez que garabateé los bocetos iniciales de mi nueva 'tripulación', supe que había acertado.

Cuando se pierda toda comunicación con el exterior y su hogar parezca arrasado, ¿qué harán estos intrépidos astronautas? ¿Prepararse para aclimatarse a una vida en gravedad cero, esperando que la estación espacial les suministre todo lo necesario hasta el día de su muerte? Eso no suena muy aventurero, ¿verdad? No, las verdaderas emociones de 'Doomsday.1' vendrán cuando los siete héroes extraviados desciendan a su diezmado mundo natal para enfrentarse a los peligros restantes de la cruel devastación universal.

Personalmente, como gran aficionado que soy a todo lo que hace el maestro Byrne, estoy deseando que llegue Mayo para poder hincarle el diente a esta nueva miniserie de IDW.

Fuente: Bleeding Cool.

sábado, 26 de enero de 2013

ONANISMO BLOGUERO (BY MONTEYS)


Hace unos días pude leer esta tira de '¡Para ti, que eres joven!' que el gran Albert Monteys realiza habitualmente junto a Manel Fontdevila en la revista humorística 'El Jueves'. El tema de la semana versaba sobre 'diferentes maneras de perder el tiempo con el ordenador'. La reseño aquí porque realmente me hizo mucha gracia (como todo lo que hace esta pareja de autores).




Siendo honestos (y a riesgo de que cualquier miembro de la comunidad bloguera se ofenda) hay que reconocer que Monteys tiene su parte de razón en el tema. ¿No os parece? :)

domingo, 20 de enero de 2013

JUSTICE LEAGUE PUNK...



...¿o quizás deberíamos llamarles Justice League Anarchy? El caso es que en esta ilustración de la artista Annie Wu podemos contemplar a los miembros más icónicos de la Justice League of America (Flash, Superman, Wonder Woman, Batman y Aquaman) ataviados en plan Sex Pistols, la banda británica responsable de iniciar el movimiento punk en los 70.

Con un único album de estudio (el mítico 'Never Mind the Bollocks', de 1977) los Sex Pistols se bastaron para revolucionar el panorama musical con una propuesta visceral y rompedora, en la que no importaba tanto el virtuosismo instrumental como la autenticidad de las canciones (de hecho, algunos de sus miembros apenas sabían tocar sus respectivos instrumentos). En el Reino Unido pre-Thatcher, miles de jóvenes ingleses descargaban la frustración por su incierto porvenir en lo que daría lugar al caldo de cultivo que más tarde cristalizaría en la cultura punk. La rabia de una generación desencantada se canalizaba a través de las letras de Johnny Rotten y compañía, una generación de jóvenes airados, sin perspectivas, sin horizontes, sin futuro. Sin salida.

No future! O lo que es lo mismo... si te sientes como una basura, entonces eres basura.

En los conciertos de los Pistols apareció por primera vez el baile conocido como 'pogo', que consistía en saltar y chocar frenéticamente contra el resto de asistentes al concierto. La violencia llegaba en algunas ocasiones a tales extremos de paroxismo que la policía británica se veía obligada a cargar contra el público. Y es que algunos conciertos de los Sex Pistols se convertían en auténticas batallas campales que derivaban en problemas de orden público, ante la mirada desquiciada y convulsiva de Johnny Rotten y los escupitajos que Sid Vicious dedicaba a sus espectadores.

La música de los Pistols es una crónica y un reflejo fiel de la sociedad en que se desarrolló. En ese sentido, cumple con una de las funciones principales del arte: servir de espejo de una época y de un momento concreto, para que las generaciones venideras puedan mirarse en él en el futuro. Porque en el fondo, la situación actual de miles de jóvenes desempleados en España no es tan distinta a aquella que vivió la generación punk inglesa en esos años 70. Tristemente, es demasiado parecida.

Ahí está 'Anarchy in the U.K.' para atestiguarlo.


martes, 8 de enero de 2013

CÓMICS MARVEL DE LOS 80 (III):
DAREDEVIL # 223 (OCTUBRE 1985)


Portada de la edición española.
Título: ‘The Price’ (EL PRECIO).
Guión: Dennis O’Neil & Jim Shooter.
Dibujo: David Mazzucchelli.
Tinta: Kim DeMulder.
Color: Ken Feduniewicz.
Portada: John Byrne.

El número 223 de Daredevil fue publicado por primera vez en España por Comics Forum en Octubre de 1986 (justo un año después de su aparición en los EE.UU.) dentro de la cabecera de Secret Wars II, concretamente en su número 22. La secuela de las Secret Wars originales (en la que The Beyonder visitaba la Tierra)  fue inicialmente una miniserie de 9 números con guiones de Shooter y dibujos de Milgrom, pero con cruces con prácticamente todos los títulos Marvel de la época (en un total de 29 cruces con otras cabeceras, incluida Daredevil, lo que elevaba la cifra de ejemplares reales del evento a 38, en lo que puede considerarse como el primer gran crossover de la historia del cómic de superhéroes). Si bien muchos de aquellos cruces con otras series no dejaban de ser anecdóticos (con escasa o nula repercusión en el título principal), sí que eran imprescindibles para poder seguir la trama general de la historia, cuyo argumento saltaba de título en título.

Sin embargo, la editorial Planeta no publicaba en aquella época muchas de las colecciones inmersas en el crossover (era el caso de series con poco tirón popular en España, como Dazzler, Rom the Spaceknight, Cloak and Dagger, Power Pack, Micronauts o Power Man & Iron Fist), por lo que, para hacer viable la publicación del evento, decidió aunar todas las series involucradas en el mismo bajo una sola cabecera. Así pues, las Secret Wars II constaron en nuestro país de 38 números, y como además se decidió continuar con la misma numeración después de publicados los 12 primeros ejemplares de las Secret Wars originales, la serie alcanzaría la redonda cifra de 50 números, de aparición quincenal.

Y lo primero que llamaba la atención de este número 223 era, inevitablemente, la magnífica cubierta, obra de John Byrne, una de las más recordadas por los aficionados Marvel de los 80. Nada más verla te quedabas enganchado a ella. Un aterrorizado Daredevil aparecía arrinconado en un callejón sin salida, mientras una sombra amenazadora se proyectaba sobre él y el muro de ladrillos a su espalda. Irónicamente, el conocido como ‘Man Without Fear’ demostraba ser capaz de poder sentir mucho miedo al enfrentarse a un misterioso enemigo situado fuera de plano, en la posición subjetiva del espectador de la portada. Mientras, una leyenda nos revelaba la identidad del siniestro asaltante, el Todopoderoso. El miedo parecía pues justificado. ¿Qué podría hacer un héroe tan terrenal como Daredevil frente a un ser omnipotente? Las expectativas del aficionado quedaban situadas en todo lo alto.

Esta portada en particular es para mí el ejemplo perfecto de lo que debe ser una buena portada, es decir, el reclamo perfecto para que el espectador ocasional se decida a comprar el número. Aunque posteriormente el lector descubrirá dentro del cómic que no se produce ningún enfrentamiento físico entre el héroe ciego y el Todopoderoso, la portada ha cumplido ya con su función, ha atraído al lector indeciso, aún a costa de no darle lo que promete. Esa y no otra (no nos engañemos) es la única misión de una buena cubierta. Aunque resulte tramposa.

Portada que, por otra parte, tiene más historia de la que parece a simple vista. Hace unos años el coleccionista canadiense Gerry Turnbull adquirió la cubierta original (que tenéis situada más abajo) y descubrió en la parte superior de la misma que una de las indicaciones de Byrne dirigidas al editor Ralph Macchio tenía que ver con el coloreado de la portada. Byrne escribió lo siguiente: 

- ‘Color: todo en rojo intenso excepto DD, que va en blanco’.


Sin embargo, el editor en jefe Jim Shooter obvió las instrucciones dadas por el dibujante, y ordenó al colorista Ken Feduniewicz que coloreara del rojo habitual a Daredevil sobre fondo verde. La decisión tomada enfadó sobremanera a Byrne, que se tomaba todos los cambios creativos adoptados por Shooter como afrentas personales, en la crónica de una enemistad que es historia del cómic. Así pues, la decisión de Shooter en esta portada fue una más de las gotas que acabarían colmando la paciencia de Byrne y que desembocarían en su primera fuga a DC para encargarse de Superman, aunque oficialmente la ruptura fuera motivada por la negativa de Shooter a publicar el número 320 de ‘The Incredible Hulk’ de Junio de 1986 como quería Byrne, con todas la páginas ilustradas como splash-pages. Tras la espantada de Byrne, Al Milgrom se encargaría de dibujar ese número 320. Curiosamente, Shooter se decidiría a publicar aquel Hulk inédito en el número 29 de Marvel Fanfare, en Noviembre de 1986, apenas 4 meses después de la marcha de Byrne.

La venganza es un plato que se sirve bien frío.


Volviendo al tema de la portada, Gerry Turnbull se decidió por pura curiosidad a colorear digitalmente la cubierta de Daredevil # 223 siguiendo fielmente las instrucciones dadas por Byrne, utilizando para ello la cuatricromía de la que disponían los coloristas de la época. El resultado obtenido lo podéis disfrutar más abajo.


Y qué queréis que os diga. Viendo como queda, personalmente entiendo la decisión editorial adoptada por Shooter. Por una vez, y sin que sirva de precedente, voy a hacer de abogado del diablo (nunca mejor dicho) y voy a defender la labor del editor por encima de la del artista.

Es cierto que la portada, coloreada a la manera de Byrne, gana en dramatismo y acentúa la sensación de claustrofobia buscada por el dibujante. Pero presenta, a mi entender, dos grandes handicaps:

-1º. La figura de Daredevil coloreada de blanco puede resultar difícil de distinguir a cierta distancia para un espectador ocasional, puesto que, aparte del color rojo de su uniforme, el traje de Daredevil tiene pocos motivos distintivos en su diseño, con la salvedad de las dos grandes D’s de su pecho. Por lo tanto, esta portada tiene más posibilidades de pasar desapercibida en un stand, rodeada de otras muchos cómics, contra los que compite por llamar la atención del comprador.

- 2º.  La portada resulta visualmente más monótona que la publicada por Shooter. El color rojo intenso predominante cansa demasiado rápido los ojos del espectador, puesto que satura velozmente las retinas.

Sin embargo, en la portada coloreada por Feduniewicz, estos problemas están resueltos. Daredevil, con su traje coloreado de rojo, es perfectamente identificable incluso a cierta distancia, sin necesidad de fijarse en los detalles de su traje para distinguirlo. Y además, al colorear el muro de verde y el suelo de morado, se gana en impacto visual. Recordemos que el rojo y el verde son colores complementarios, es decir, que se potencian mutuamente cuando están juntos. El rojo es más rojo en presencia del verde, y viceversa. Por lo tanto, la portada publicada por Shooter resulta más atractiva para el espectador. Es más variada y entra mejor por los ojos. Resulta por tanto más ‘vendible’ desde la óptica puramente comercial de un editor.

En este duelo particular entre Shooter & Byrne, ‘juego, set y partido’ para Mr. Shooter, pues.

En cuanto a la historia del número en cuestión, éste cómic es recordado por los fans como aquel en que MATT MURDOCK RECOBRABA LA VISTA. El argumento corrió a cargo del propio Shooter, mientras que Dennis O’Neil, escritor habitual de Daredevil en aquella época, se encargó del guión. Aunque, como hemos comentado antes, muchas veces los argumentos de las series que se cruzaban con Secret Wars II eran meras excusas para obligar al lector a comprar el cómic involucrado, no resultaba así en este número, en el que The Beyonder se convierte en el protagonista central sobre el que girarán todas las tramas y personajes secundarios. Vamos a explicar por qué.

El número comienza con una splash-page en la que presenciamos cómo un ratero roba una cámara a la fotógrafa Glori O’Breen, uno de los muchos intereses románticos de Matt Murdock. La cámara fotográfica resultaba insustituible por su valor sentimental, puesto que fue el último regalo del padre de la joven antes de su muerte. Quedaos con esta página, porque al final de la historia esta imagen cobrará una gran importancia como METÁFORA con la que ilustrar el argumento del número (por otra parte, O’Neil a lo largo de su carrera como escritor ha demostrado ser un guionista que maneja especialmente bien las metáforas, indudablemente uno de los recursos creativos de mayor calado).


Mientras tanto, el Todopoderoso, frustrado tras su último intento de apoderarse de la Tierra en contra de la voluntad de sus habitantes, decide dar un giro de 180º a la situación.


Para ello se presenta en las oficinas de Nelson & Murdock para tratar de contratar a la pareja de abogados, en un intento de averiguar si existe algún resquicio o posibilidad legal de convertirse en dueño oficial del mundo por las buenas. Tras advertirle Foggy de que un proceso legal como ese, de semejante ambición y envergadura e inédito en la historia , podría llegar a durar años de litigios sin garantía alguna de éxito, el socio de Matt acepta representar al Todopoderoso frente a los tribunales. En concepto de adelanto, el Todopoderoso materializa del aire un millón de dólares como pago para Foggy.


Murdock por su parte rechaza por principios éticos la posibilidad de asesorar legalmente a alguien en un asunto de tan cuestionable moralidad. Sin embargo, en un intento por convencer al abogado de que acepte el caso, el Todopoderoso decide ofrecerle un presente como adelanto: le devuelve a Matt Murdock el sentido de LA VISTA que perdiera siendo un niño.

Y entonces tiene lugar la verdadera prueba de fuego para los principios éticos de Murdock: si acepta el regalo demostrará que, como dice el viejo adagio, ‘todo el mundo tiene un PRECIO’. Para algunos hombres es un millón de dólares. Para otros menos materialistas, el pago tiene que ver con conceptos más abstractos. Pero haciendo la oferta adecuada, todo el mundo está en venta.

Con su recuperado don de la vista, somos testigos de algunas escenas repletas de humor, como un maravillado Matt Murdock que se pasa la mañana observando el rostro de un bebé en el parque (para preocupación de su madre) o contemplando embobado los rascacielos de Manhattan como un vulgar turista.



Cuando Murdock visita a Glori en su apartamento para darle la noticia de su visión recobrada, tras la sorpresa inicial la fotógrafa invita al abogado a contemplar por primera vez sus fotografías artísticas (entre posters de Diane Arbus). El siguiente diálogo entre los dos protagonistas resultará clave en el transcurrir del número:



- Matt: ¿Son tuyas? ¿Tu obra? ¿Tus fotografías?
- Glori: Unas cuantas de las más recientes.
- Matt: Extraordinarias.
- Glori: No, sólo bastante bonitas. Pero olvídalas, sólo son fotografías, ahí fuera está el original. El grandioso y glorioso mundo. Tomo mis fotografías para capturar un poco de él, para hacerlo un poquito mío. Pero no me engaño a mí misma, sé que el mundo es demasiado grande y espléndido para captarlo completamente a través de la lente de una cámara. Vamos, te lo enseñaré. Demos un paseo.

Rápidamente Glori se ofrece como cicerone para enseñarle a su amigo abogado las maravillas de la ciudad de Nueva York. Tras años de ceguera, Matt tiene prisa por recuperar el tiempo perdido. Y así podemos ver la pareja contemplando las maravillas de Central Park, una puesta de sol sobre el río Hudson, la escultura dedicada a Atlas situada en el Rockefeller Center o el cuadro ‘Las señoritas de Avignon’ de Picasso en el MOMA (aunque por lo visto, a Murdock no termina de convencerle el cubismo).


Y entonces Glori conduce a Matt a lo alto del edificio Empire State Building para poder contemplar una panorámica de la ciudad. La visión de Nueva York desde lo alto del rascacielos conmueve a Murdock, al tiempo que le hace reaccionar y ser consciente del precio que ha pagado por su nuevo don. Ha vendido su alma.



- Glori: El centro, allí está Central Park… y un poco más a la derecha están el río y Nueva Jersey… Se pueden ver los puentes… Matthew, estás llorando. ¿Qué sucede?
- Matt: No estoy seguro… Crecí en la Cocina del Infierno… en aquella época una de las peores zonas de la ciudad. Nunca llegué a salir de allí, de verdad… nunca vi nada más que calles mugrientas y edificios en ruinas… Perdí la vista siendo apenas un adolescente. Supongo que había olvidado la poca belleza que había contemplado. Y no tenía ni idea de que hubiera tanta. Tanta gloria… tanta belleza. Todo es… tan hermoso.


- Glori: Y esto es sólo el principio para ti, Matty. Hay tormentas en las montañas, y está la Acrópolis al amanecer, y una vez contemplé el mar Caribe tan en calma que podías ver reflejadas las estrellas…
- Matt: No.
- Glori: ¿Cómo dices?
- Matt: ¡Glori, te-tengo que irme! ¡Lo siento.! ¡Tengo que ver… a un cliente!

La escena de la contemplación de Nueva York desde lo alto del Empire State Building es análoga al pasaje de los Evangelios en que el Diablo tentaba a Jesucristo en el desierto:

Grabado de Gustave Doré.

‘Y llevando a Jesús hasta la cima de la montaña más alta el Diablo le mostró todos los reinos de la tierra habitada en un instante; y el Diablo le dijo: -Te daré todos estos reinos y su gloria, porque a mí me han sido entregados y en mi mano está entregárselos a quien yo quiera, si te arrodillas ante mí y me adoras’. Lucas 4: 5-7.

Análoga, pero a la inversa. Si en los Evangelios era el Diablo quien tentaba a Dios hecho hombre, en esta ocasión es Dios (The Beyonder) quien tienta a través de Glori al Diablo (Daredevil) para que le sirva, ofreciéndole la contemplación de la gloria del mundo como pago. Es más, en la edición española del cómic se traduce libremente el vocablo ‘Beyonder’ (que carece de un equivalente exacto en castellano) como Todopoderoso (The Almighty), lo cual refuerza la identificación de este ser alienígena con el Dios monoteísta de la tradición judeocristiana. La expresión inglesa ‘the beyond’ puede traducirse como ‘el más allá’, y por lo tanto ‘The Beyonder’ es ‘aquel que mora en el más allá’, en una traducción más literal del término.

Todas estas implicaciones teológicas se ven reforzadas por el hecho de que Daredevil es un héroe de origen irlandés con profundas creencias católicas. Por tanto, la prueba a la que se ve sometido en este número es una prueba de fe, de fe en sí mismo y en sus convicciones.

Y así desembocamos en el clímax argumental, con Matt Murdock en lo alto de la azotea de las Torres Gemelas, en el antiguo World Trade Center. Una figura empequeñecida en semejante escenario que clama contra el cielo, que se rebela contra Dios, la vida o el destino a cara descubierta, mientras los cielos responden a su acto de rebelión con rayos y truenos, en una escena en la que la lluvia realza el dramatismo de la tragedia que tiene lugar en las alturas.



- Matt: ¡Eres casi omnipotente… casi omnisciente! Así que deberías ser capaz de oírme. Tengo que admitir que casi das en el clavo. Este ‘adelanto’ tuyo es una cosa maravillosa. Demasiado maravillosa. Significa muchísimo para mí. Lo significa todo. Jamás me había dado cuenta. Y ese es el problema, señor. Cuanto más tiempo conservo la vista, más sencillo es para mí darme cuenta que la valoro demasiado. Quizás lo suficiente para hacer cualquier cosa por mantenerla. Y eso me preocupa… porque este ‘profundo sentido de la justicia’ mío es incluso más importante para mí. No hay espacio para nada más que lo comprometa -o pudiera comprometerlo. No hay lugar para la duda. Así que sólo me queda una cosa por hacer… Lo dejo. No voy a trabajar para ti. ¿Me oyes, alienígena? ¡Renuncio! Así que llévate tu ‘adelanto’. ¡AHORA!


- Todopoderoso: Deseas la vista más que nada. Y aún así renunciarías a ella si arrojara la más mínima sombra de duda sobre tu integridad…
- Matt: Cierto.
- Todopoderoso: Muy bien. Puedo notar que no tiene ningún sentido discutir. Quedas liberado de tu obligación hacia mí. Aunque no te quitaré la vista. Quédatela. Como un regalo.
- Matt: No. Llévatela.
- Todopoderoso: ¿Por qué deberías sufrir semejante privación? La restauración de tu visión fue un acto sin importancia para mí. Consérvala. Considéralo un pago justo, si quieres, por la contemplación que me has proporcionado de una extraña faceta de la naturaleza humana.
- Matt: Llévatela, o te demando.
- Todopoderoso: Muy bien.


Y entonces el Todopoderoso desaparece para siempre, llevándose con él la vista de un Matt Murdock cuyas lágrimas ciegas se confunden con las gotas de lluvia en la solitaria azotea. A pesar de todo, existen hombres que no se dejan comprar a ningún precio.

Como dijo Cristo en el Sermón del Monte: ‘Si tu ojo te hace pecar, arráncatelo y arrójalo lejos de ti. Porque es preferible que uno de tus miembros se pierda a que todo tu cuerpo sea arrojado al Infierno’. Mateo 5: 29.

Finalmente, en la última página Daredevil logra localizar al ladrón que había robado la cámara fotográfica de Glori en la página 1. El acto de devolverle la cámara a Glori significa, metafóricamente hablando, devolverle la visión, puesto que el fotógrafo como artista emplea la cámara a modo de ‘ojo’ a través del cual ve el mundo. Un fotógrafo está ciego sin su cámara. Así pues, con este acto Daredevil intenta devolver la vista a Glori, en contraprestación al sentido al que él ha tenido que renunciar, cerrándose la metáfora inicial en un círculo perfecto.


- Ladrón: ¿Por qué es tan importante esta cámara?
- Daredevil: Hay un montón de posibles respuestas a eso. Quédate con esta… La mujer a la que se la robaste dice que la utiliza para capturar retazos del mundo -un mundo que describe como ‘grande y glorioso’. Ahora sé exactamente a qué se refería. Ahora lo sé.

Hubo un momento en los años 80 en que los cómics de superhéroes hablaban de muchas cosas, más allá de la épica y las batallas.

El único ‘pero’ que se le puede poner a este cómic es curiosamente, el apartado gráfico. Pero no por culpa del artista, Mazzucchelli, sino por el horroroso entintado de Kim DeMulder, que arruinó completamente los lápices del dibujante. Faenas así deberían estar multadas. Y es una pena, porque este entintado tan inadecuado rebaja varios puntos la nota final del cómic. Mazzucchelli en esta época se encontraba en plenitud artística, especialmente cuando se entintaba a sí mismo. Si a alguien le apetece comprobar con sus propios ojos cual era el nivel real de Mazzucchelli como artista por aquel entonces, le aconsejo que eche un vistazo a los números inmediatamente anteriores y posteriores a este número 223. Por ejemplo, el # 220 (el del suicidio de Heather Glenn), o el # 225 (el Buitre nunca pareció tan amenazador hasta que lo dibujó Mazzucchelli), o sin ir más lejos, el # 227, inicio de la mítica saga ‘Born Again’.