domingo, 11 de octubre de 2015

DOCUMENTANDO CORTO MALTÉS


En mi anterior reseña sobre el álbum de Corto Maltés "Bajo el sol de medianoche" comentaba brevemente algo así como que "me entraban escalofríos sólo de pensar en las montañas de documentación histórica que el guionista -Juan Díaz Canales- habría tenido que manejar" en la realización de una obra de las características de la que afortunadamente tenemos entre manos, una de cuyas principales bazas reside precisamente en jugar la carta de la fidelidad y la exactitud en la reconstrucción de un período histórico determinado. Pues bien, para probar de manera fehaciente esas palabras, a continuación ofrecemos una serie de fotografías -acompañadas de sus correspondientes viñetas- que demuestran la enorme cantidad de material gráfico que los autores se han visto obligados a utilizar (durante la fase de documentación) para reproducir de manera correcta el Gran Norte de 1915. La siguiente muestra no tiene un carácter exhaustivo (es decir, hay más, mucho más en la obra de lo que se exhibe hoy aquí) pero sí dará al lector del artículo una idea aproximada de la profundidad de la investigación que Canales y Pellejero han llevado a cabo. Y es que las grandes obras no se escriben solas ni por casualidad, sino que detrás de ellas existe un duro trabajo de preparación que muchas veces no se deja ver a primera vista. O como resume el viejo aforismo de Thomas Alva Edison, "el genio es 1% inspiración y 99% transpiración".

Esa es precisamente una de las cosas que más me han gustado de "Bajo el sol de medianoche", que se trata de un cómic que no se lo da todo hecho y mascado al lector, sino que nos deja deberes por hacer, siempre y cuando se quiera entrar en el juego. Aquellos aficionados que se conformen con realizar una lectura más superficial, no tendrán problemas en disfrutar de la aventura desplegada ante sus ojos, pero aquellos lectores que deseen profundizar y escarbar bajo la superficie de la historia obtendrán una satisfacción aún mayor al encontrar sus referentes. Tan sencillo como disponer de un poco de tiempo y un buen buscador de imágenes en Internet.

* Por favor, pinchen sobre las imágenes para obtener una vista ampliada.




El Grand Prix de automovilismo de 1915 fue suspendido en Europa debido al estallido de la Primera Guerra Mundial, por lo que pasó a celebrarse en los Estados Unidos. El Gran Premio Americano fue la primera carrera de aquella temporada, y tuvo lugar en San Francisco, donde se celebró el día 27 de Febrero de aquel año en las instalaciones de la Exposición Internacional Panamá-Pacífico. El piloto italo-británico Dario Resta ganaría aquella carrera al volante de su Peugeot. Arriba tienen algunas viñetas de dicha competición, y debajo una fotografía de la salida de la misma con algunos de los 30 automóviles que participaron en ella, y que sin duda ha servido de referencia a los autores.

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La Exposición Internacional Panamá-Pacífico en la que Corto pasea junto a Jenny Prentiss (la niñera negra que crió a Jack London durante su infancia) y su senil marido Alonzo Prentiss, fue una Exposición Universal organizada en la ciudad de San Francisco entre el 20 de Febrero y el 4 de Diciembre de 1915, con motivo de celebrar la construcción e inauguración el año anterior -1914- del famoso Canal de Panamá (canal que permitía la comunicación y la navegación entre dos océanos, el Atlántico y el Pacífico), aunque dicha Exposición fuese vista por las autoridades americanas como una oportunidad única para enseñarle al mundo la recuperación de la ciudad después del terremoto que la asoló en 1906. La mayoría de los edificios y pabellones que la integraron fueron construidos en cartón piedra, y tras finalizar la Exposición, fueron derribados, por lo que hoy en día sobreviven sólo unos pocos. En la viñeta de arriba, al fondo, podemos ver el Palacio de Horticultura, y abajo, una foto del mismo durante su construcción en 1914.

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En la viñeta superior también podemos apreciar como parte del fondo la imponente Torre Italiana que formaba parte del pabellón del país transalpino. Más abajo, una foto de la misma y otra más de su derribo en 1916.

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The Palace of Fine Arts en la actualidad.
En esta ocasión Corto y "Mammy" Prentiss pasean por las inmediaciones del Palacio de Bellas Artes. Este es uno de los pocos edificios de aquella Exposición que ha sobrevivido hasta nuestros días y que puede seguir visitándose, precisamente en este 2015 en que se cumplen 100 años de su inauguración.

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Y aquí la enorme estatua de Buda que coronaba el pabellón dedicado al País del Sol Naciente, "Japan Beautiful".

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Nome es una de esas pequeñas ciudades mineras en la costa de Alaska que fueron fundadas por aquellos locos pioneros que acudieron al Gran Norte atraídos por el reclamo de la riqueza durante la llamada "Fiebre del Oro". En la imagen de abajo podemos apreciar una fotografía a vista de pájaro de dicha ciudad completamente nevada, que bien podría haber servido de inspiración a los autores para realizar la viñeta de arriba (obsérvese la disposición de la iglesia y su torre en ambas imágenes).

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El puerto de Nome, en el cual en su período de máximo esplendor podían desembarcar miles de aventureros anualmente. Cuando Corto arriba en 1915, la ciudad y su actividad minera se encontraban ya en franca decadencia.

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Debido a su ubicación geográfica, Nome es una ciudad en la que bien llueve o nieva durante la mayor parte del año. A comienzos de siglo sus calles carecían de asfaltado, siendo meros caminos de tierra, por lo que las mismas se convertían en auténticos lodazales de barro en los que se hacía difícil transitar con carretas, no digamos ya caminar. Por eso Corto aparece en la viñeta de arriba cruzando la vía sobre unos tablones, en un detalle que no ha pasado desapercibido para los autores del álbum. En la imagen de abajo, una de las avenidas principales de Nome de la época, completamente intransitable.

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Confieso que desconocía este dato, pero ha sido muy gracioso descubrir el motivo por el cual el personaje al fondo de la viñeta superior se encontraba saltando con los dos pies en el aire (algo a lo que en un principio no le encontraba sentido). Al parecer, se trata de un deporte esquimal llamado "Akratcheak" o patada en altura a dos pies. Es una práctica tradicional en la que los cazadores inuit demuestran su fortaleza y agilidad intentando golpear con ambos pies un objeto situado a unos 3 metros de altura.

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El canto gutural que entonan las dos mujeres esquimales en la viñeta de arriba se denomina canto difónico, de armónicos o "de garganta", y continúa practicándose incluso hoy en día, siendo una de las tradiciones inuit de la que los nativos de esta etnia se sienten más orgullosos por conservar.

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El capitán George Comer (afamado explorador ártico, además de escritor, fotógrafo, ballenero, etnólogo y cartógrafo al que los esquimales apodaban "el chamán") mantuvo una relación sentimental con una nativa de nombre Niviatsinaq que llegó a ser considerada por los inuit como su esposa (y de la que incluso se rumoreó que pudo ser madre de un hijo biológico del marino estadounidense). Por este motivo, todos la llamaban Shoofly Comer. Abajo, un retrato de la auténtica Shoofly tomado por George entre 1903 y 1904.

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Este es uno de esos pequeños detalles sin importancia aparente pero que demuestra el mimo y la atención puestos por los autores en la documentación del álbum. Si se fijan en la primera viñeta de arriba, podrán observar cómo los dos personajes (Corto y Matt Henson) visten unas manoplas aislantes que a su vez están sujetas por cintas a unos arneses ceñidos alrededor de sus cuerpos. En la segunda viñeta, cuando se topan con el oso polar, los dos personajes se quitan la manopla derecha para poder disparar sus correspondientes armas, y las manoplas quedan colgando suspendidas de sus cintas. Pues bien, si miran con atención la fotografía que ilustra estas palabras (tomada en 1911 en la Antártida y correspondiente al grupo del famoso capitán Scott durante la Expedición Terra Nova) se darán cuenta que ésa era precisamente la indumentaria y el equipo habitual que portaban los exploradores polares. ¿La razón? Las manoplas, por su propia naturaleza de prendas de vestir de escaso tamaño, son muy susceptibles de ser perdidas en cualquier descuido. Y en los polos, bajo temperaturas extremas, perder una manopla puede convertirse en un asunto de vida o muerte, puesto que las manos, debido a su posición distal con respecto al corazón y al bombeo de la sangre, son la primera parte del cuerpo en congelarse y necrosarse. De ahí el hecho de que siempre permanecieran cuidadosamente sujetas al arnés. ¿Se dan cuenta? Bravo por Canales y Pellejero.

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La portada original del magazine "Scientific American" que Pameolik, hemano de Shoofly, gustaba de leer con fruición. Este ejemplar en concreto corresponde al número del 28 de Marzo de 1914.

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Esta es la bomba de drenaje ubicada en Dawson City, en el Yukón canadiense, en 1913. Esta máquina era capaz de cribar miles de toneladas de tierra y filtrar la grava, quedándose con el oro, haciendo en pocas horas el trabajo de cientos de hombres. La máquina era tan ruidosa cuando entraba en funcionamiento que hacía temblar la tierra, notándose su actividad en más de 3 millas a la redonda. En la historieta, la llegada de esta enorme máquina financiada por Joseph W. Boyle a las tierras del norte americano funciona como una suerte de metáfora, marcando el fin de una época, la de los buscadores románticos de oro sustituidos por el avance de los tiempos. Aquellos que, armados tan sólo con sus cedazos, la fuerza de sus brazos y toda la ilusión del mundo, se jugaban el tipo en busca de fortuna y del ansiado metal dorado. Con la llegada de las drenadoras, comienza la época de la explotación industrial sistematizada de los recursos naturales de aquellas hermosas y agrestes tierras.

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La cabaña de Jack London a día de hoy.
Finalmente, aquí tenemos la cabaña de Jack London en Dawson, la misma en la que, según los autores del álbum, el escritor pasara muchos días felices en compañía de su amada Waka Yamada. Hoy en día la cabaña se conserva como una especie de atracción turística y cultural de la ciudad, confirmando paradójicamente en sí misma la idea de London de que "el turismo masivo era una suerte de peste inevitable del siglo XX que amenazaba con engullirlo todo".

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