Hay días, como hoy, en que me siento un auténtico imbécil, un gilipollas integral, por tener un blog en el que perder el tiempo hablando frívolamente de tebeos mientras en el mundo suceden tragedias humanitarias tan terribles como ésta, la última crisis de emigrados sirios. Hay veces en que uno preferiría cerrar los ojos egoístamente y huir de la realidad, refugiándonos en la seguridad y calidez de nuestras aficiones, en nuestros mundos de fantasía, de papel y de tinta. Pero lo único cierto es que nadie tiene derecho a mirar para otro lado ni de ignorar voluntariamente lo que está pasando, por muy doloroso que sea. No podemos vivir eternamente anestesiados ni en la ignorancia.
Y es que no me las puedo quitar de la cabeza desde que las vi ayer, esas horrendas imágenes del pequeño Aylan Kurdi flotando cadáver entre las olas de una playa turca. Su cuerpecito de tres años sin vida, tan diminuto, tan indefenso, tan parecido al de nuestros propios hijos, mecido por las aguas como un guiñapo. Las mismas aguas en las que también fallecieron su hermano de 5 y su madre cuando huían ante los avances del Estado Islámico en la guerra de Siria, intentando alcanzar las costas de Grecia. Y todo esto ante la mirada impasible de Europa, una Unión que niega la entrada de miles de refugiados en busca de asilo político, mientras en Hungría el ultraconservador gobierno de Viktor Orbán encarcela en infames campos de prisioneros a todo aquel que, sin haber cometido delito alguno, cruza ilegalmente su frontera. Esos campos de prisioneros (y los trenes en que son transportados) nos traen a la memoria imágenes que no deseábamos volver a ver en el Viejo Continente, la de los campos de concentración judíos en la Segunda Guerra Mundial. Parece que la historia es cíclica y vuelve a repetirse, sin que aprendamos de nuestros propios errores. Europa es cómplice y corresponsable en todo lo que está pasando.
¿Es éste el gran sueño europeo, de una Europa unida, solidaria y avanzada? ¿Es ésta la Europa de los ciudadanos? ¿De los derechos humanos? ¿De la Ilustración? ¿Del estado del bienestar y la social democracia? ¿De la libertad, la igualdad y la fraternidad? ¿O es sólo la Europa que los mercados, los poderes políticos y financieros se han construido a la medida, a espaldas de sus votantes? Una Europa en la que gracias a Schengen los capitales fluyen libremente; no así las personas. Una Europa formada por un club de ricos en la que los trabajadores cada día son más esclavos. Una Europa que no existe, que es sólo un ideal de cartón piedra, una entelequia en la que hay unión monetaria y bancaria pero no política. Un puñado de naciones con mucha historia y muchas guerras entre ellas y que en el fondo se odian, llenas de desconfianza mutua. Europa es mentira, y ha pasado de ser el nombre de una diosa griega a la puta de lujo de los mercados.
Qué asco y qué vergüenza me da ser europeo en estos momentos. Si Europa era esto, entonces menuda mierda, amigo. Si Europa era esto, entonces ME CAGO EN EUROPA.
5 comentarios:
Clap, clap, clap, clap, clap...
Coincido punto por punto con todo lo que has escrito, amigo Hombre de Trapo. Tienes mucha razón... ¡Mucha! Aunque a algunos no les pueda gustar admitirlo, o se sientan mal reconociéndolo. Si ser europeo significa esto ¡Vaya gran mierda!
Saludos.
Amen.
Gracias, amigo Mo. Tenía que desahogarme. Hay veces en que a uno no le queda más remedio que decir lo que piensa y que resulta imposible callarse, porque el silencio nos hace cómplices. Esta era una de esas veces.
Gracias, anónimo.
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