Ilustración del estuche de la edición de Wandering Star Books. |
En 2002 la editorial británica Wandering Star Books publicó la edición definitiva de los relatos de Conan el Bárbaro, el personaje más popular del escritor texano Robert E. Howard. Titulada 'Complete Conan of Cimmeria', esta edición reunía por primera vez todos los relatos originales de Howard en su integridad, no las versiones recortadas, editadas y censuradas que aparecieron publicadas por primera vez en la década de los 30 en el famoso magazine 'Weird Tales' (y por supuesto sin incluir los pastiches de algunos continuadores del personaje, como Lin Carter o L. Sprague de Camp). La edición constaba de tres volúmenes, cada uno de ellos profusamente ilustrado por un artista de renombre: el primero (el que nos ocupa) por Mark Schultz, y los dos siguientes por Gary Gianni y Gregory Manchess respectivamente. Al año siguiente vería la luz la edición americana, a cargo de Ballantine/Del Rey, y en 2005 aparecería la versión española, cortesía de Timun Mas. En España se pusieron a la venta dos ediciones distintas: una versión deluxe en 3 tomos que seguía al pie de la letra la de Wandering Star (esto es, tapa dura, gran tamaño, con estuche contenedor y sobrecubierta o camisa...) y otra más económica en 6 tomos (que es la que tengo yo). La edición económica, aparte de ser en rústica y de tamaño bolsillo, se diferenciaba de la deluxe en que no contenía la totalidad de las ilustraciones, y en que reproducía en blanco y negro algunas de las magníficas ilustraciones a color.
En los próximos días traeremos al blog las restantes ilustraciones de los tomos 2 y 3, obra de Gianni y Manchess. Mientras tanto, esperamos que disfruten con el trabajo de Schultz. A continuación les dejamos con las palabras que el autor escribió para el prefacio del primer volumen. Sean felices.
* Pulsar sobre las ilustraciones para agrandar.
Ilustración de la sobrecubierta de la edición de Wandering Star Books. |
PREFACIO
"Bueno, ha sido un camino largo y difícil.
Mientras estoy aquí sentado, revisando las ilustraciones y dibujos con los que he contribuido a este libro, el trabajo de casi un año y medio, debo admitir que experimento sentimientos encontrados.
Es muy fácil creer que estás capacitado para capturar la esencia visual de la creación más famosa de uno de tus autores favoritos, un imán literario que te ha atraído desde la infancia, mientras no tengas que llevar a la práctica esa recreación. Creedme, en los últimos treinta años ha habido muchas, muchas ocasiones en las que me he entregado al juego del «¿Y si…?», y en todas ellas me he maravillado al ver las perfectas ilustraciones de Conan que se manifestaban como espectros entre la niebla en el mundo que hay detrás de mis párpados.
Pero cuando llega el momento de ponerse manos a la obra, de invertir dinero en lo que haces para ganarte la vida y de convertir en realidad todas las ideas y diseños grandiosos que hasta entonces han revoloteado por tu cabeza felizmente despreocupada… ¡ay, la cosa no es tan fácil!
El Conan de Robert E. Howard no ha sido tan fácil de ilustrar como esperaba. Creo que esto se debe en parte a que, aunque Conan y su Edad Hiboria son en teoría obras de heroísmo épico, llenas de valientes guerreros, sangrientos campos de batalla y exhibiciones de fuerza, heroísmo y hombría en la mejor tradición de la fantasía heroica, lo que las distingue en realidad es un contexto más profundo y oscuro. Howard las escribió en un estilo muy posheroico y que forma parte de una tradición literaria del siglo XX, un estilo que evita el colorismo, la galantería y la nobleza de causa asociadas normalmente a la épica.
Howard utilizó los elementos nominales de la ficción heroica pero no los elaboró con la sensibilidad elegante que suele asociarse a este género. No, él utilizó estos elementos como una especie de piel de cordero debajo de la cual escondió su propio proyecto literario, determinado por la rebelión frente a sus circunstancias personales: un gruñido literario frente a las limitaciones y las frustraciones del mundo que conocía, la aislada Texas central, más allá de los robledales y los campos petrolíferos.
Ilustración de la portada del primer tomo de la edición española de bolsillo de Timun Mas. |
Lo que estoy tratando de decir es que, aunque los relatos de Conan escritos por Howard se enmarcan en una estructura de fantasía heroica clásica, sus entrañas -el corazón que impulsa a la bestia- rezuman una sensibilidad mucho más personal. Lo que les da su forma y los impulsa con el famoso ritmo de Howard es una áspera sinceridad y una rudeza descarnada que son la marca de la casa del autor; una expresión de la rabia que le inspiraba el mundo en el que vivía. La escritura de Howard no es rápida, furiosa y sombría porque a él le gustara así, sino que lo es como expresión de la persona que era Howard. Su genio radica en que escogió las formas literarias que más le interesaban, les sumó algunos elementos, les sustrajo otros, y las moldeó hasta convertirlas en entidades que reflejaban de forma sombría sus propias y profundamente experimentadas creencias personales, su visión de la vida como una lucha incesante que en última instancia solo conduce a la futilidad. Aunque, si se es afortunado, llegue a ser un viaje extraordinario.
En este caso podemos considerarnos afortunados, porque tenemos la épica heroica procedente del Viejo Mundo interpretada por la sensibilidad de un tejano imbuido de la tradición de su estado natal: la violenta historia de sus sangrientas reyertas y de las guerras indias, así como las ricas tradiciones orales del Sur de Estados Unidos, con sus fantasmas y sus horrores pantanosos.
La mezcla dio luz a algo nuevo, y a un viaje extraordinario, sí, pero también, en mi caso, y volviendo a mi argumentación original, hizo que me resultara un poco más difícil la interpretación visual de Conan. Por un lado, me atrae la vivida descripción que hace Howard de la magnificencia y majestad, la asombrosa magnitud y la grandeza de la Edad Hiboria, la historia de Conan como épica, y yo deseaba hacerle justicia a estos elementos ciñéndome a la mejor tradición de la ilustración clásica. Pero, por otro lado, es la espontaneidad de un hombre del Nuevo Mundo como Howard, su furioso entusiasmo emocional y su ritmo implacable lo que hace únicos sus relatos, lo que les insufla vida por encima de sus contemporáneos, y para capturar estas características con precisión había que ser osado, inmediato y descarnado.
Las historias de Howard no tienen dobleces. Nadie escribirá nunca un relato de Conan, ni ningún otro de espada y brujería, con la ferocidad y terrible belleza de Howard. Nunca habrá un auténtico Conan que no haya sido escrito por su mano. El cimmerio es una creación demasiado personal, imbuida de las virtudes, los defectos y las idiosincrasias de Howard, y por eso es precisamente Conan, y con mucha diferencia, la mejor de sus creaciones.
'Hither came Conan' - "Allí llegó Conan". Doble ilustración interior de las tapas en cartoné. |
Por encima de todo, lo que más importaba a Howard era la historia -y no hay nada de malo en ello-, pero con Conan parece haber llegado a un punto de su madurez como creador de ficción en el que apreciaba la importancia de la creación de un protagonista sólido.
El gran público puede disfrutar una o dos veces de un concepto literario que muestre un mundo imaginativo centrado en un argumento bien urdido, pero si el autor quiere que regresen una y otra vez a ese mundo, tiene que engancharlo con un personaje atractivo y único que sea algo más que una mera construcción. Howard lo consiguió con Conan, extrayendo rasgos de personalidad de los duros habitantes del campo tejano, a los que tan bien conocía, y creó una serie de historias que han eclipsado por su popularidad a todos sus demás mundos.
En Conan encontramos algo que es muy raro en la literatura fantástica: un héroe que cambia y crece de historia a historia. El adolescente inseguro que mata a un hombre por haberlo insultado en La Torre del Elefante no es el mismo fanfarrón tozudo que tiene el corazón roto en La reina de la Costa Negra, ni el mismo mercenario veterano que empieza a comprender que tal vez le espere un destino más importante en El coloso negro, ni el mismo Conan que, como rey, protege las artes (¡las artes, por el amor de Crom!) y reconoce que la poesía seguirá viviendo mucho tiempo después de que él haya muerto en El fénix en la espada.
Conan crece y madura, y es una lástima que la visión que popularmente se tiene del personaje esté restringida en gran medida a la de una musculosa y ceñuda máquina de matar de mandíbula cuadrada. El Conan creado por Howard tenía mucho más. Sí, pelea y mata, pero también reflexiona y ríe -tanto de sí mismo como de los demás-, ama y pierde, duda y titubea, actúa de forma altruista y es capaz de comprender a criaturas de otras razas. Es, por encima de todo, un ser totalmente carismático; ningún extranjero llega a gobernar ejércitos y naciones enteras sin inspirar confianza y devoción. No es un simple salvaje. Es un personaje de múltiples dimensiones y me he esforzado con todas mis fuerzas para reflejar esta característica, mostrándolo en gran variedad de estados de ánimo y actitudes diferentes.
Ilustración utilizada como fondo de la sobrecubierta de la edición de Wandering Star Books. |
No todas las historias que se incluyen en este volumen son joyas. Howard escribía a una velocidad de vértigo, acuciado por la necesidad de publicar mensualmente, y en estas circunstancias la perfección es imposible. Pero a pesar de ello, incluso en obras menores como El valle de las mujeres perdidas, ofrece algunos pasajes de prosa maravillosamente afinada, como por ejemplo: la visión de Livia de la masacre del pueblo, un retrato del horror tan conmovedor y compacto como pocas veces se ha visto en la ficción, o la descripción de la fantasmal belleza lunar del descenso de Livia hacia el valle maldito.
Pero la gran mayoría de los relatos son magníficos, y La Torre del Elefante y La reina de la Costa Negra pueden considerarse dos clásicos indiscutibles de la ficción fantástica, sobradamente merecedores de reconocimiento y aprecio más allá de las fronteras del género.
Nuestro hombre sabía escribir, y Conan es la expresión más depurada de esta habilidad. Lo que espero es que, aunque no os convenza mi interpretación de sus obras, seáis capaces de mirar más allá de ella y disfrutar de Conan y su mundo y de la estimulante prosa de Howard desde la perspectiva de vuestra propia mirada interior."
Mark Schultz
2002
EL FÉNIX EN LA ESPADA
(The Phoenix on the Sword)
Publicado por primera vez en Weird Tales, Diciembre de 1932.
LA HIJA DEL GIGANTE HELADO
(The Frost-Giant's Daughter)
Versión original publicada por primera vez en Rogues in the House,
Donald M. Grant, 1976.
EL DIOS DEL CUENCO
(The God in the Bowl)
Versión original publicada por primera vez en The Tower of the Elephant,
Donald M. Grant, 1975.
LA TORRE DEL ELEFANTE
(The Tower of the Elephant)
Publicado por primera vez en Weird Tales, Marzo de 1933.
LA CIUDADELA ESCARLATA
(The Scarlet Citadel)
Publicado por primera vez en Weird Tales, Enero de 1933.
LA REINA DE LA COSTA NEGRA
(Queen of the Black Coast)
Publicado por primera vez en Weird Tales, Mayo de 1934.
EL COLOSO NEGRO
(Black Colossus)
Publicado por primera vez en Weird Tales, Junio de 1933.
SOMBRAS DE HIERRO
A LA LUZ DE LA LUNA
(Iron Shadows in the Moon)
Publicado por primera vez en Weird Tales,
Septiembre de 1933 (como Shadows in the Moonlight).
XUTHAL DEL CREPÚSCULO
(Xuthal of the Dusk)
Publicado por primera vez en Weird Tales,
Septiembre de 1933 (como The Slithering Shadow).
EL ESTANQUE DEL NEGRO
(The Pool of the Black One)
Publicado por primera vez en Weird Tales, Octubre de 1933.
VILLANOS EN LA CASA
(Rogues in the House)
Publicado por primera vez en Weird Tales, Enero de 1934.
EL VALLE DE LAS MUJERES PERDIDAS
(The Vale of Lost Women)
Publicado por primera vez en Magazine of Horror, Primavera de 1967.
EL DIABLO DE HIERRO
(The Devil in Iron)
Publicado por primera vez en Weird Tales, Agosto de 1934.
5 comentarios:
Una recopilación magnífica de ilustraciones del enorme Mark Schultz... solo por estas ilustraciones ya se podría tener en cuenta como uno de los artistas importantes de la historia del Conan el Bárbaro.
Y que lástima que no nos haya vuelto a dar ninguna otra obra (como dibujante) en el mundo del cómic más allá de su famosa Xenozoic Tales.
Saludos.
Muy buenas, Mo.
Las ilustraciones de Schultz para la edición definitiva de los relatos de Conan son una pasada... quizás, como dices tú, para ponerlo entre los artistas más importantes de la historia del Bárbaro (creo recordar que en tu blog hiciste no hace mucho tiempo un top de autores del cimmerio).
Ahora, con todo lo buenas que son las láminas de Schultz, si tuviera que quedarme con el trabajo de alguno de los tres ilustradores de esta edición, quizás me quedaría con el de Gary Gianni. Sus ilustraciones me recuerdan mucho a las de Roy Krenkel.
Una auténtica pena que Mark Schultz no se haya prodigado más en el mundo del cómic. Yo todavía guardo los 15 cuadernos de la edición de Planeta de 'Xenozoic Tales' a 200 pesetitas cada uno, de cuando coleccionar tebeos era barato...
Saludos.
Genial don Mark!!! Yo tengo dos libros de esta saga con estas ilustraciones que heredé de mi primo. Una joyita!!!
Muy buenas, Barragán.
Sin duda, Mark Schultz es uno de los dibujantes e ilustradores más destacados de su generación. Sus láminas para esta edición de Conan el Bárbaro representan un aliciente más que jugoso para hacerse con ella.
Saludos.
Curiosamente Mark Schultz nunca se consideró un pintor, y esta fue la primer obra que hizo a color y al oléo. Y aunque dice que no sabe utilzar los colores, o los usa como si estuviera dibujando con elloes, no le salió del todo mal, a pesar de ser una primera vez.
Me fastidia un poco la gran influencia de Frazetta, no sólo en el estilo gráfico, pero en los dibujos tambien. Cada ilustración en b y n aqui me recuerda un dibujo de Frazette.
Pero, bueno, un gran dibujante también.
¿De dónde sacaste todas estas imágenes, si no tienes los libros originales?
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