"Ella parece de verdad, sabe de verdad, mi falso amor de plástico..." |
Sara Pichelli, la artista de origen italiano conocida por ser la creadora gráfica de Miles Morales (Ultimate Spider-Man) así como por dibujar etapas recientes de series como 'Guardians of the Galaxy' u 'All-New X-Men' (todas ellas para Marvel Comics) es la autora de la magnífica ilustración que tenemos situada más arriba. En ella Pichelli nos ofrece su versión de Rachael, uno de los personajes protagonistas de la película futurista 'Blade Runner' (1982) dirigida por Ridley Scott. Con toda seguridad, uno de los cinco mejores films de ciencia-ficción de todos los tiempos, entre otras cosas por ser pionero de un subgénero tan atractivo visualmente como es el cyberpunk.
Como todos sabéis, Rachael (interpretada en el celuloide por la actriz Sean Young) se descubría al final de la cinta como una 'replicante', es decir, un ser sintético. Unos androides con un comportamiento y un aspecto físico tan similares al ser humano que terminaban siendo indistinguibles de nosotros, tanto que la propia Rachael ignoraba su origen artificial. Pero estas criaturas no sólo eran máquinas. Su psique y su inteligencia eran tan avanzadas, tan parecidas a la humana en su manera de funcionar, que incluso habían desarrollado sentimientos. Los replicantes no se diferenciaban en nada de los hombres, salvo por su origen no biológico. Todo lo cual planteaba un enorme dilema ético, especialmente entre los Blade Runners, un cuerpo especial de fuerzas de seguridad encargado de rastrear e identificar a los replicantes que vivían infiltrados entre los humanos para posteriormente proceder a su 'retirada' (ese es el eufemismo que se utilizaba en el film para referirse al asesinato de replicantes). Y ahí es donde entra el Blade Runner Rick Deckard (Harrison Ford). ¿Es posible el amor entre un ser humano y un replicante? ¿Puede un replicante ser más humano, compasivo y generoso que el propio hombre? Demasiadas preguntas en al aire.
Eso es lo que hace la buena ciencia-ficción especulativa o anticipatoria, plantearle al espectador diversos dilemas morales plausibles en un futuro más o menos próximo, aunque de difícil solución. Eso y mucho más es lo que nos ofrece este clásico del 7º Arte.
Pero el elemento que hace especialmente interesante esta ilustración es el hallazgo de Pichelli de combinar la película de Ridley Scott con la famosa canción de Radiohead 'Fake Plastic Trees', perteneciente al álbum de 1995 'The Bends'. Un fragmento de la letra de este tema fluye como si fuese el humo procedente de la combustión del cigarrillo de Rachael. La banda de Thom Yorke, referente del rock alternativo británico, consiguió con este himno una de las melodías más hermosas, poéticas y melancólicas de la escena independiente de los últimos años. Uno de esos extraños casos en que la letra de una canción se ajusta como anillo al dedo al concepto de la ilustración en que se apoya, aunque en principio ninguna de las dos esté relacionada entre sí. Espero que disfrutéis de ambas.
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