Portada del álbum "Dedicado a Antonio Machado, poeta". |
No me considero una persona especialmente religiosa, nunca lo he sido. Quien me conoce bien lo sabe. A pesar de todo, siempre que escucho esta saeta en boca de Joan Manuel Serrat no puedo evitar emocionarme y que algo se me remueva por dentro, puesto que toca fibras y sentimientos tan atávicos que no se puede obviar tenerlos, por mucho que uno quiera autoengañarse. Nunca la interpretación del maestro catalán fue tan conmovedora como cuando puso voz a los versos de Antonio Machado en el álbum que en 1969 dedicó a la figura del poeta sevillano, en unos años, a finales de los 60, en los que el aperturismo y los aires de libertad comenzaban a abrirse camino en España y el mundo. Tal vez Serrat haya sido la figura pública que más ha hecho por popularizar y divulgar los versos de Machado (al igual que haría, poco tiempo después, con los poemas de Miguel Hernández en el disco de título homónimo). Lo cierto es que esta noche de Miércoles Santo en Granada se vive uno de esos momentos mágicos, se sea creyente o no, cuando el Cristo de los gitanos marche en procesión por el Paseo de los Tristes, a los pies de la Alhambra, y decenas de hogueras ardan en su honor iluminando la madrugada en el Sacromonte.
ANTONIO MACHADO - LA SAETA
(Campos de Castilla, 1912)
"¿Quién me presta una escalera
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?"
(Saeta popular)
¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!
Tuve la suerte de poder estudiar mi carrera en Granada. Granada es mágica de por si (si pudiera volvería a vivir allí), pero momentos como la procesión del Cristo de los Gitanos, puff, y eso que soy atea.
ResponderEliminarMuy buenas, Aivic. Bienvenida al blog.
ResponderEliminar¡Ay, qué tendrá el Sur que sólo se echa de menos cuando uno lo ha dejado! Espero que,en algún momento futuro de tu vida, seas capaz (como cantaba Miguel Ríos) de volver a Granada.
https://www.youtube.com/watch?v=msiKnY5gr88
Besos.
Muy buenas, Arion.
ResponderEliminarDicho queda.
Saludos.
Piel de gallina, José Luis... la verdad es que vivir Andalucía, algún día, durante una semana santa, es algo que tengo pendiente y que no se si algún día voy a cumplir.
ResponderEliminarYo tampoco soy muy religioso, aunque sí creyente, pero el arte en mayúsculas pone la piel de gallina a todo aquel que sea sensible a él.
Saludos.
Emoción a flor de piel. No hay nada más que decir. Saludos!
ResponderEliminarMuy buenas, Mo.
ResponderEliminarVivir una Semana Santa en Andalucía es una experiencia única que todo el mundo debería probar al menos una vez en la vida, aunque sólo sea por comprobar (no ya necesariamente desde un punto de vista religioso, sino prácticamente antropológico) el fervor y la pasión con el que lo viven sus gentes. En cualquiera de las 8 provincias hay procesiones muy hermosas: Málaga, Sevilla (la más famosa), Córdoba... Yo, evidentemente, barro para casa y me quedo con la de Granada. :)
Si algún día tienes la oportunidad o el tiempo para visitarnos, no lo dudes: te acogeremos con los brazos abiertos.
Saludos.
Muy buenas, Lu.
ResponderEliminarTú lo has dicho, emoción y sentimientos a flor de piel. Sin más.
¡Saludos!