Ediciones Zinco.
Fecha de publicación: Diciembre 1991.
Título original: 'Enemy Ace: War Idyll' (Octubre 1990).
Guión e ilustraciones: George Pratt.
Formato: Cartoné con sobrecubiertas, 128 páginas a color.
Precio: 1.975 Ptas. (11,87 €).
* Nota: Por comodidad, todas las ilustraciones del cómic presentes en este artículo están tomadas de su edición americana.
'Casi todos los jóvenes fuertes y sanos han vivido la guerra, de una u otra forma, como un primer amor; aquellos que hayan conservado la salud y parte de la juventud en la vida civil no podrán nunca olvidar aquel primer amor'.
Saki (Hector Hugh Munro) en 1915.
Uno de los mayores placeres que los coleccionistas de cómics podemos tener en nuestra vida se produce cuando finalmente somos capaces de hacernos con uno de esos tebeos que llevábamos largo tiempo buscando, pero que siempre nos había dado la espalda. Aquel número maldito que nos faltaba para completar una determinada colección y que perseguíamos desesperadamente, o aquel álbum que en su momento tuvimos en las manos y dejamos pasar por descuido o falta de dinero, y que años después, por distintos azares del destino, se convierte en un codiciado cómic de culto prácticamente inencontrable. Experiencias similares creo que nos han pasado a todos, y no exagero si digo que, de alguna manera, la alegría que se siente cuando por fin tienes el ejemplar en cuestión entre las manos es análoga a la del cazador que se cobra una pieza largamente anhelada. Sólo otro coleccionista podría entenderlo.
Todo este preámbulo viene a cuento porque hace unos días servidor de ustedes se encontraba rebuscando entre una pila enorme de tebeos en una conocida librería de viejo de Granada (evitaremos nombrarla por aquello de no hacer publicidad, solamente diré que el establecimiento ostenta el nombre de una famosa capital centro-europea cuya primera letra es la P, para más señas). Las librerías de segunda mano son el sitio ideal para encontrar material descatalogado a buen precio. Estaba ya a punto de marcharme, desilusionado después de una búsqueda exhaustiva en la que no había encontrado nada que mereciera la pena, cuando de repente lo vi. Un ejemplar en perfecto estado (y cuando digo perfecto estado, quiero decir PERFECTO ESTADO) de 'El As Enemigo: Amor de Guerra' de Ediciones Zinco. Me faltó tiempo para abalanzarme sobre él, dispuesto a que nadie me lo arrebatara. Había estado detrás de esa novela gráfica más tiempo del que podía recordar, tanto que ya hacía mucho que había perdido la esperanza de encontrarla algún día a coste razonable. Y allí estaba, delante de mí. Rápidamente le dí la vuelta para comprobar la etiqueta con el importe: 7 ridículos euros. Prácticamente la mitad del precio de venta original de 1991, 2.000 pesetas (unos 12 euros). Hoy en día, por aquello de la inflación, este álbum costaría bastante más. De hecho, en algunas conocidas librerías on-line, especializadas en material descatalogado, te piden en torno a los 40 euros por una copia de esta misma obra. Aquello era una ganga, un auténtico chollo. Sin poder creer mi buena suerte, me dirigí con celeridad al mostrador para pagar, guardé el ejemplar en el interior de una bolsa y salí pitando de allí, todavía con el temor en el cuerpo, esperando que el dependiente saliera corriendo detrás de mí para decirme que lamentablemente había habido un error con el precio y que tenía que devolver lo comprado.
Ya en mi casa, comencé a ojear el cómic con más calma, confirmando en primera persona todas las críticas favorables que había leído anteriormente en torno a esta obra. A mi cabeza acudieron entonces dos preguntas recurrentes que siempre me hago cuando compro material de segunda mano: ¿A quién habría pertenecido aquel cómic antes que a mí? Y sobre todo: ¿Por qué querría nadie deshacerse de una joya como ésa? La única respuesta convincente que se me ocurre a la segunda cuestión es por necesidad económica.
El tomo, más allá de su calidad intrínseca, es un ejemplo perfecto de lo bien que hacía las cosas una editorial pequeña como Zinco mientras gozó de los derechos de publicación de DC en nuestro país entre los 80 y los 90. Gracias a la inestimable labor de asesoramiento de gente como Sergio Pradera o Miguel G. Saavedra, la empresa barcelonesa arriesgaba publicando material minoritario como éste. Es necesario contextualizar que el mercado español de aquellas décadas no era como el actual, sino mucho más reducido, acorde con la capacidad adquisitiva de sus aficionados. Resultaba imposible editar en España todo lo que se publicaba en los USA (sigue siéndolo incluso actualmente), motivo por el cual la labor de selección y criba resultaba fundamental. Y fue en esa necesaria labor en donde Ediciones Zinco destacó sobremanera, acertando en la mayoría de las ocasiones. El único criterio válido de publicación era la calidad objetiva de las páginas a publicar. En ese sentido, si el tebeo era bueno, podías tener la entera certeza de que Zinco terminaría editándolo, y si no, es que no merecía realmente la pena. La editorial tuvo el coraje de publicar 'El As Enemigo: Amor de Guerra' principalmente porque creía en la calidad del material que publicaba. Una edición impecable en todos los aspectos técnicos, en tapa dura y capaz de aguantar el peso de los años (23) sin que el paso del tiempo afectase en nada a su encuadernado. Sinceramente, no me imagino a ECC haciendo lo mismo hoy en día.
*UN POCO DE HISTORIA*
El As Enemigo fue un personaje DC creado por el escritor Robert Kanigher y el dibujante Joe Kubert en el número 151 de 'Our Army at War' (Febrero 1965). El capitán -Rittmeister en alemán- Hans von Hammer, más conocido por las fuerzas aliadas como 'The Hammer of Hell' ('El Martillo del Infierno', en un claro juego de palabras) era un aristócrata prusiano que luchó en la Primera Guerra Mundial como piloto al servicio del Káiser. A los mandos de su triplano rojo modelo Fokker DR1, von Hammer ostentaba el récord de victorias en batallas aéreas del conflicto bélico, establecido en más de 70.
Tanto Kanigher como Kubert se inspiraron para crear a su personaje de ficción en la figura histórica real de Manfred von Richthofen, el famoso 'Barón Rojo'. Los autores nunca lo negaron. Las similitudes son varias y evidentes: ambos tenían sangre noble, ambos pilotaban un triplano Fokker DR1 y ambos ostentaban exactamente el mismo récord de victorias. La principal diferencia radicaba en que von Richthofen falleció en combate, siendo derribado en 1918, poco antes de finalizar la contienda, mientras que von Hammer sobreviviría a la conflagración hasta alcanzar la vejez.
Portada de 'DC Special' # 26 - Enemy Ace, obra de Joe Kubert (Marzo de 1977). Tras 12 años, en este número se reeditaba la primera aventura del piloto alemán, publicada originalmente en 'Our Army at War' # 151. |
'Enemy Ace' fue un éxito inmediato entre los lectores de la época, convirtiéndose en una de las cumbres del cómic bélico de la Silver Age. Una de las claves de su triunfo radicaba en la condición de antihéroe del personaje protagonista. Hans von Hammer era un personaje atormentado, triste y solitario, de personalidad compleja y trato difícil, desgarrado entre el amor a su patria y las innumerables muertes que la guerra le obligaba a causar. Un soldado que abominaba de la guerra, pero que no dudaba en matar. Aunque más allá del deber, por encima de cualquier otra consideración, estaba su sentido del honor. El As Enemigo era un gentleman del aire, un as de las alturas que no dudaba en dar tregua y dejar huir a los enemigos malheridos, o en saludar y despedir con honores al enemigo que caía valientemente en combate. Desde la perspectiva personal de von Hammer, los combates aéreos eran duelos singulares disputados entre caballeros.
Por todo ello, y a pesar de contar la guerra desde el punto de vista alemán, la serie triunfó entre los lectores americanos, al contrario que 'Blitzkrieg', un título posterior (también con Kanigher y Kubert) ambientado en la Segunda Guerra Mundial, del que ya hemos hablado anteriormente. Los motivos para el éxito de una cabecera y el fracaso de la otra son diversos: para la mentalidad de un estadounidense medio, la Primera Guerra Mundial fue una guerra básicamente europea, cuyos motivos no entendían y de la que lo único que sabían es que se vieron obligados a participar en ella. Eso, unido al carácter noble de von Hammer, hacía muy fácil que los lectores pudieran enfatizar e identificarse con el protagonista, aunque perteneciese al bando contrario. Mientras que en el caso de Blitzkrieg, al estar protagonizada por soldados nazis, la identificación era prácticamente imposible. La Segunda Guerra Mundial fue una guerra justa (si es que alguna guerra lo es), probablemente la última guerra justa de la Historia, en tanto en cuanto el régimen nazi era sencillamente la encarnación del mal sobre la Tierra.
*EL OTRO PRATT*
George Pratt (ninguna relación con Hugo Pratt) era solamente un niño de 5 años la primera vez que un cómic protagonizado por Hans von Hammer salió a la venta. Nacido en 1960 en Beaumont (Texas), sería un amigo de infancia llamado Jim Palsin quien, unos cuantos años después, le pusiera en contacto por primera vez con los cómics del As Enemigo, e inmediatamente no pudo evitar caer fascinado ante las maravillosas aventuras y los combates aéreos del piloto alemán. Su abuelo, George H. Pratt Jr, había sido un combatiente en la Primera Guerra Mundial. Ese fue el principio de la historia de amor entre el joven Pratt y la creación de Kanigher y Kubert.
El tiempo pasó, y un Pratt con 19 años decidió trasladarse a Nueva York para estudiar dibujo y pintura en el prestigioso Pratt Institute (de nuevo, ningún parentesco entre nuestro autor y el fundador de dicha institución). En la capital neoyorquina conseguiría convertirse en un pintor de renombre, habiendo expuesto sus obras en galerías y museos como la 'Grand Central Art Gallery' de Nueva York, la 'Jack Meier Gallery' de Houston (Texas) o el 'Houston Museum of Fine Art'. Sus cuadros se encuentran en colecciones privadas de todo el mundo. Aquí tenéis un enlace a su página web por si queréis echarle un vistazo más detallado a sus pinturas.
A la izquierda, George H. Pratt Jr. (abuelo de nuestro autor) en la Primera Guerra Mundial.
A la derecha, George Pratt en su estudio, en la actualidad.
Pero Pratt nunca olvidó su amor por los cómics en todo este tiempo, y mientras cursaba arte en el Pratt Institute en 1983, hacía a la vez sus pinitos en revistas como 'Epic Illustrated', 'Heavy Metal' o 'Eagle', ya fuera guionizando historias cortas, entintando a otros artistas o realizando ilustraciones y portadas. Hasta que en 1987 decidió embarcarse en el proyecto más ambicioso de su carrera hasta el momento: realizar como autor completo (guión más ilustraciones) una novela gráfica dedicada a su héroe de infancia, con la particularidad de que estaría compuesta únicamente por planchas pintadas, nada de lápiz y tinta. Tanto en los 70 como en los 80 ya había habido varios experimentos de cómics pintados a ambos lados del Atlántico. En Estados Unidos, artistas como Kent Williams o Jon J. Muth ya habían realizado con anterioridad novelas gráficas completamente pintadas. En Europa (concretamente en España) Fernando Fernández deslumbraba con una fabulosa adaptación del 'Drácula' de Bram Stoker, por ejemplo. Y eso por nombrar sólo a unos cuantos. Así que todos aquellos que penséis que los cómics pintados empezaron con Alex Ross, lamento decepcionaros.
'Enemy Ace: War Idyll' es una obra de amor y dedicación que el autor tardó nada menos que 3 años de su vida en finalizar. La tarea de documentación histórica necesaria para completar la centena larga de páginas de la que consta era ingente. En las primeras fases de elaboración del guión, Pratt contó con el asesoramiento de su amigo, el guionista John Marc DeMatteis. El artista estuvo visitando diariamente durante cerca de un año el Aeródromo de Rhinebeck, en Nueva York, para documentarse y abocetar la colección de aviones antiguos que atesoraban sus instalaciones. Pratt consiguió incluso la colaboración de los trabajadores del aeródromo, que le permitieron subirse a los viejos triplanos y hasta le sujetaban las escalerillas desde donde intentaba conseguir los mejores encuadres de las máquinas.
Pero sin duda quien más ayudó al autor con los prolegómenos de la novela fue el dibujante Herb Trimpe, a quien Pratt había conocido durante una visita a las oficinas de Marvel Comics. Resulta que Trimpe era todo un apasionado de la aviación, e incluso tenía licencia de piloto. En cuanto se enteró que Pratt estaba preparando un cómic sobre el As Enemigo, Trimpe se ofreció voluntario para darle un paseo en un viejo biplano de su propiedad. El propio George Pratt comentaba la anécdota en una charla con los lectores de la página especializada 'Comic Book Resources' del año 2006, que podéis leer aquí. Al parecer, Trimpe llevó a Pratt hasta las montañas Catskills, al sur del estado de Nueva York, y allí se dedicó a hacer todo tipo de picados y acrobacias aéreas. Según el propio autor, aquel viaje en biplano fue fundamental para hacerse una buena idea de cómo se mueven los aviones y para captar de primera mano qué se siente cuando se está en el aire. Todo aquello le ayudó para plasmar mejor las secuencias de combate que aparecen en el tebeo.
Arriba, fotografía de George Pratt de 1987 posando junto al biplano de Herb Trimpe. Debajo, una fabulosa doble splash page de los combates aéreos de 'Enemy Ace: War Idyll'. |
La obra contó con una conmovedora introducción a cargo del mismísimo Joe Kubert. De esta manera, la leyenda del cómic no sólo daba su beneplácito a la novela gráfica, sino que además expresaba su admiración por lo que Pratt había conseguido con ella. El respaldo de Kubert fue transcendental para Pratt, tanto que en la sección de agradecimientos del libro dedicaba estas palabras al viejo maestro:
'A Joe Kubert por ser la gran inspiración que es y por dedicarle tanto tiempo a este admirador atontado. Le agradezco enormemente su aportación tanto al texto como a las ilustraciones. Tu entusiasmo por la obra ha sido importantísimo'.
La introducción original de Kubert. |
Y como no podía ser de otra manera, Pratt dedicó el cómic a la figura de su difunto abuelo:
'A mi abuelo, George H. Pratt Jr, todo un hombre del Sur que llenaba el aire de bocanadas de humor y nostalgia con su pipa, estaba siempre dispuesto a contar una historia de la época de los buscadores de petróleo (o de cualquier otra) y, sin embargo, nunca dejó de tener los pies en la tierra. Ahora bien, las dedicatorias deberían ser para los vivos: a mis padres. Siempre habéis estado a mi lado y os quiero'.
'Enemy Ace: War Idyll' estuvo nominada a los premios Eisner y Harvey en su edición de 1991, y ganó el 'France Info Award' a la Mejor Novela Gráfica en Lengua Extranjera en Angoulême. Como anécdota, es destacable comentar que el cómic está incluido dentro de la lista de obras de lectura obligatoria para cadetes de la Academia Militar West Point, por su exactitud histórica, el gran realismo de sus batallas y por el dilema moral que plantea al lector. Todo lo cual nos sirve de indicativo para hacernos una idea aproximada de la calidad que atesora.
Posteriormente, Pratt ha seguido vinculado al mundo del cómic, realizando proyectos de manera muy esporádica. Con 'Batman: Harvest Breed' conseguiría dos nuevas nominaciones a los premios Eisner, galardón que finalmente acabaría ganando en 2003 con la miniserie 'Wolverine: Netsuke', en la categoría de 'Mejor pintor o artista multimedia'. Pero ninguna de estas obras tiene el encanto ni la importancia que tuvo 'War Idyll' en su vida, el trabajo con el que el pintor debutara en el campo de la novela gráfica.
*AMOR DE GUERRA*
Año 1969. En la isla de Föhr, en la costa del Mar del Norte de Alemania Occidental, un anciano Hans von Hammer pasa sus últimos días de vida en un geriátrico, enfermo de soledad, con la mirada perdida y rememorando sus años de juventud. Entonces recibe la visita de un joven periodista americano llamado Edward Mannock, que desea hacerle una entrevista para una revista de Historia. Mannock es un ex-combatiente de la Guerra de Vietnam (en 1969 Estados Unidos llevaba 4 años enfrascado en el conflicto), en donde ejerció como "rata de túnel". El periodista se despierta todas las noches, acosado por pesadillas horribles, atormentado por las monstruosidades que se vio obligado a hacer en Vietnam. Está aquejado de 'stress post-traumático'. En realidad, lo que Mannock desea saber de von Hammer es cómo el anciano ha logrado vivir en paz todos estos años, perdonándose a sí mismo. Cómo consiguió afrontar el recuerdo de los centenares de muertos que asesinó en combate durante la Primera Guerra Mundial. Mannock desea saber el secreto para escapar de su pasado y de las cicatrices de la guerra.
Este es el punto de partida que Pratt ofrece al lector al principio de 'War Idyll'. Dos ex-combatientes, dos supervivientes de conflictos diferentes y separados por el tiempo, hermanados por una verdad suprema: todas las guerras son la misma guerra. Y en ella hay en juego algo más valioso que la conquista de nuevos territorios: esto es, el alma del soldado, la lucha por conservar una pizca de humanidad en un entorno inhumano. No hay secretos ni atajos para escapar del pasado. Como dice la cita de Saki situada más arriba, la guerra es como un primer amor: aquellos que sobreviven a ella no podrán olvidarla mientras vivan.
Hans von Hammer recordando las batallas aéreas de su juventud. |
Claustrofóbica secuencia en el interior de un túnel, protagonizada por Mannock. |
La guerra de Vietnam, presente en esta reproducción de la archiconocida fotografía del 'monje budista quemado a lo bonzo', obra de Malcolm Browne, con la que ganó el Premio Pulitzer en 1963. |
George Pratt utilizó como modelo para el personaje de Edward Mannock a su amigo Mark Chiarello. Para quien no lo sepa, Chiarello (por entonces un joven sin demasiado renombre) es un artista más conocido en la actualidad por su labor de editor en DC al frente de proyectos especiales tan prestigiosos como 'Solo', 'Batman: Black & White' o 'Wednesday Comics'.
Arriba, Mark Chiarello visto a través de los ojos de George Pratt. Abajo, fotografía de Chiarello en la actualidad. |
Al comienzo de la historia, Pratt realiza un precioso homenaje a la primera aventura del As Enemigo. En ella, von Hammer se encontraba con un enorme y fantasmagórico lobo de color oscuro en los bosques de la Selva Negra alemana. El lobo se convertiría en el compañero inseparable del aviador después de que éste le perdonase la vida. En el fondo ambos eran iguales, criaturas huidizas que cazaban en soledad, alejados de la manada. A pesar de ostentar la etiqueta de Héroe de Guerra, los propios hombres del escuadrón de von Hammer le daban la espalda. El hedor de la muerte siempre le acompañaba donde quiera que fuese. Los soldados alemanes presentían que el piloto era algo así como un 'ángel vengador', un ejecutor al que era conveniente tener lejos, por si acaso. La fama de máquina de matar de von Hammer (que cargaba con el peso de centenas de enemigos abatidos sobre su conciencia) lo aislaba del resto de la humanidad, y el silencio hosco y el mutismo en los que se sumía el prusiano eran un reflejo del sufrimiento y la angustia que padecía. Sólo el lobo era su igual, su amigo. Curiosamente, en los cómics originales nunca quedaba claro del todo si la bestia era real o fruto de su imaginación, una especie de 'otro yo' totémico en el que la mente del As Enemigo se desdoblaba para escapar de la incomunicación.
Arriba, las viñetas originales dibujadas por Kubert. Abajo, la impresionante versión de George Pratt. |
Las últimas 20 páginas del tomo están dedicadas a completar la novela con una magnífica selección de bocetos que Pratt realizó durante el proceso de documentación histórica propio de este tipo de obras (uniformes, armas, vehículos, etc...). Algunos de estos bocetos son tan buenos que podría decirse que gozan de vida propia, independientemente del resto de ilustraciones que conforman el álbum.
Boceto del As Enemigo, por Pratt. |
*REFLEXIONES FINALES*
Es de dominio público que este año 2014 se cumplen 100 años del inicio de la Primera Guerra Mundial, un momento ideal para desear, como Pratt, 'el fin de todas las guerras'. Y qué mejor manera de hacerlo que leyendo una obra como 'War Idyll', posiblemente el mejor cómic del As Enemigo jamás publicado (exceptuando, como es lógico, aquellos números dibujados por el propio Joe Kubert). Las páginas de esta novela gráfica son una auténtica gozada en la que recrear los ojos y el alma, y desde la lejana primera edición de Zinco, no ha vuelto a ser reeditada en España. Probablemente no lo vuelva a ser jamás.
Empecé mi reseña comentando que no existe un placer mayor en la vida de un coleccionista que finalmente dar con la pieza que llevaba años buscando. Si te gusta el cómic bélico (o sencillamente el buen cómic, sin etiquetas) y alguna vez ves este álbum saldado en alguna librería de viejo, no lo dejes escapar. Te garantizo que no te arrepentirás.
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