Hoy me gustaría comentar la grata impresión que me ha causado la lectura del primer número de uno de los cómics de The New 52, el 'reboot' de DC. En concreto el 'All Star Western' de la pareja de guionistas Justin Gray y Jimmy Palmiotti y el dibujante Moritat. Con seguridad, el mejor de todo el relanzamiento, quizás porque se encuentra fuera de continuidad (al encontrarse ubicado en el pasado del DCU). No deja de ser irónico que el mejor título de un universo superheróico no sea de superhéroes.
Es una auténtica pena que All Star Western no entre dentro de los planes de publicación de ECC Editores para The New 52 en España, ni siquiera en tomos recopilatorios. Y más teniendo en cuenta que gran parte de la serie anterior de Jonah Hex sí que fue publicada en nuestro país por Planeta en tomos.
Mala suerte para aquellos que no dominen el inglés. Afortunadamente, no es mi caso, pero sí es el caso de numerosísimos lectores en España, que sólo leen cómics en su lengua materna. Ellos son, tristemente, quienes salen más perjudicados.
No voy a hablar sobre el argumento del número uno. Voy a centrarme en los aspectos del mismo que más me han seducido, como la muy acertada aproximación de los guionistas a la esencia del personaje de Jonah Hex, el cual, lejos de ser retratado como un vulgar psicópata en la mejor tradición de The Punisher, es mostrado como un vaquero crepuscular, un outsider. Un perdedor de la guerra de secesión, con un código moral particular que se resiste a toda costa a abandonar, al igual que se resiste a abandonar su viejo uniforme confederado (la CS de su hebilla, Confederate Soldier).
A pesar de su saña y ferocidad, inherentes al oficio de cazador de recompensas, se resiste a quitar vidas de manera indiscriminada. De hecho, hay varias escenas de acción durante el tebeo en que Hex responde ante ataques violentos o bien inutilizando a sus agresores con disparos no letales o bien respondiendo a los puños con los puños. Aunque todos sabemos que llegado el momento ineludible de matar, lo hará sin ninguna vacilación.
Ejemplos de escenas de acción. |
Hombre de frontera alcanzado por el progreso, por la civilización, me recuerda al protagonista del western de Sam Peckinpah 'La balada de Cable Hogue', en la que el protagonista, un viejo cowboy, muere atropellado por un coche de vapor, hermosísima metáfora de lo que habría de suceder con los vaqueros a finales del siglo XIX, desaparecidos con la llegada de la Revolución Industrial. Como Jonah Hex, aquellos hombres acostumbrados a hacer su propia ley terminaron atrapados en una sociedad urbana en la que las leyes ya estaban impuestas. La referencia a Peckinpah no es gratuita, puesto que el cómic comparte con su obra el tratamiento de la violencia y la aureola poética de este western urbano.
En un sólo número, y a través de los ojos del doctor Amadeus Arkham (fundador del Arkham Asylum de Batman), la pareja de guionistas ha sabido esbozar al personaje a la perfección. A pesar de tener la cara deformada por una horrible cicatriz, esa deformidad es tan sólo externa, no interna. En su papel de investigador se encargará de sacar a relucir las deformidades morales de las buenas gentes de Gotham. Una Gotham de finales de siglo que recuerda poderosamente a la Nueva York del film de Martin Scorsese 'Gangs of New York', una megaurbe incipiente que apenas está empezando a dejar atrás el salvajismo colonial, plagada de delincuentes (aunque bien pensado, Gotham SIEMPRE ha estado plagada de delincuentes) y azotada por la lluvia, con su arquitectura neogótica despuntando en una mezcolanza imposible de las ciudades de Londres, París, Nueva York y Boston. En este aspecto el trabajo de diseño del dibujante Moritat es más que digno de elogio.
La Gotham decimonónica, inmersa en plena Revolución Industrial. |
'Gangs of New York', de Martin Scorsese. |
La ambientación también es uno de los puntos fuertes de este cómic, mezclando varios géneros, como el detectivesco, el western y el terror psicológico. Impagable la escena en que el doctor Arkham, en medio de la escritura de su diario, ve interrumpidas sus meditaciones por la voz de su madre (a la que nunca vemos, se mantiene siempre fuera de plano, detrás de una puerta) quejándose por la falta de atención de su hijo. Imposible no relacionarlo intencionadamente con el clásico de Hitchcok 'Psicosis'. ¿Existe realmente esa madre o se encuentra solamente dentro de la cabeza del psiquiatra? En próximas entregas lo sabremos (o no). Un doctor Amadeus Arkham que se pasa todo el número 1 haciendo las veces de Watson para Jonah Hex.
El doctor Arkham y 'su madre'. Si Alfred Hitchcock levantara la cabeza... |
Si a todo esto le añadimos unos toques de ambientación criminal a lo Jack el Destripador con unas gotas de conspiración pseudomasónica (la influencia del 'From Hell' de Moore también es evidente), pues nos queda un guiso la mar de rico.
Ah, y también aparece un antepasado del Pingüino, el alcalde Cobblepot, junto con otros antepasados de personajes ilustres de la Gotham actual.
No puedo dejar de pensar que a Carlos Pacheco le hubiera gustado dibujar esta serie, sobre todo conociendo la querencia del maestro gaditano por el cómic western, con Jean Giraud y Blueberry a la cabeza. Aunque a veces, los gustos y los deseos de un autor van por un camino, y las necesidades de aparecer en títulos mas comerciales por otro. A veces lo que es bueno para ti no es bueno para tu carrera, y viceversa.
Teniente Blueberry. |
Jonah Hex, por Carlos Pacheco. |
Tan sólo quería destacar este título de entre todos los del relanzamiento, puesto que, a pesar de su calidad y de lo mucho que apunta, corría el riesgo de pasar desapercibido entre otros más comerciales, a los que supera en todos los aspectos. Para encontrar joyas hay que esforzarse en encontrarlas.
A los que conocíamos el trabajo de estos guionistas con el mismo personaje antes del 'reboot' no nos sorprende la calidad de este título. Lo que sí que nos sorprende es su mala situación en el ranking de los cómics más vendidos.
Que una serie de calidad como All Star Western, que actualmente va por el número 9, esté al borde de la cancelación en EE.UU. mientras la Justice League de Jim Lee (serie mediocre donde las haya) continúa arrasando, habla muy mal de los gustos de los lectores norteamericanos. Resulta extraño que antes del reboot la serie de Jonah Hex se las apañara muy bien para, sin grandes ventas pero tampoco sin grandes descalabros, durar 70 números a cargo de la misma pareja de guionistas -Gray & Palmiotti- que en la actualidad. Y sin embargo ahora, sin haber descendido el nivel de calidad (más bien al contrario) la continuidad de este título peligra.
Paradojas -y riesgos- del relanzamiento, que parece haber perjudicado, más que beneficiado, a esta serie, no en cuanto a ventas totales de ejemplares se refiere (que permanece más o menos igual que antes) sino a que el listón mínimo de ventas autoimpuesto por DC para sus nuevas series parece haberse elevado bastante, después de la enorme inversión realizada previamente en publicidad y promoción.
Que en España ni se plantee su publicación ya ni te cuento qué opinión me merece.
Yo aún recuerdo los tiempos en que Zinco -una editorial pequeña, sin el respaldo de una gran multinacional de la edición, como sí era el caso de Comics Forum, su rival en la competencia- se arriesgaba a publicar series de dudosa salida comercial pero de más que probada calidad artística. Creo que Ediciones Zinco fue una auténtica 'rara avis' editorial en nuestro país, en la que en la selección de material publicable primaba más el segundo aspecto que el primero, aunque para ello tuvieran que ajustar muy mucho las tiradas de ejemplares.
Claro que todos también recordamos los últimos años de Zinco, cuando ni publicaba (o lo hacía con cuentagotas) ni cedía los derechos de publicación de DC, y cómo acabó cerrando en la ruina.
Si All Star Western se publicase en España y la comprásemos los mismos 4 gatos porcentualmente que en EE.UU., tal vez nos veríamos obligados a darle la razón a ECC al tomar la decisión de no publicarla. Sad but true.
La eterna dicotomía entre calidad y comercialidad, y cuál es tristemente el criterio imperante, en estos tiempos de crisis económica, en las editoriales de la actualidad. 'Entre el honor y el dinero, lo segundo es lo primero'.
Por si quedaba alguna duda. Si es que alguna vez la hubo.
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